TERMINANDO FUERTE – La Emboscada del Adulterio – Parte 4 y última.

Terminando Fuerte Intencionalmente

¿Qué te hace pensar que serás el 1 de 10 que terminará fuerte?

Cuando hablamos de terminar fuerte, las estadísticas están en tu contra. ¡Si lo haces, serás la excepción! Si vas a ser la excepción debes ser bien intencionado. Deliberado. ¡Determinado!

Primero, debes querer permanecer firme y luego debes tomar algunas decisiones difíciles para poder lograrlo.


Considera esta acción radical tomada por un hombre que quería terminar fuerte:

Un amigo mío, que era un líder cristiano pero con un empleo secular como gerente, estaba viajando con una mujer (también gerente) a una conferencia residencial de tres días de su compañía. Ella también era cristiana.

A la mitad del camino, ella empezó a expresar su atracción hacia él, hasta que finalmente puso su mano en la rodilla de él. Mi amigo paró el auto en la siguiente estación de gasolina explicando que debía hacer una llamada. Conforme reanudaron el viaje, ella le preguntó si la llamada había sido urgente.

'Oh sí,' respondió él, 'Bastante urgente. Necesitaba llamar a mi pastor para decirle que había una mujer en mi auto que estaba tratando de seducirme. Necesitaba que él orara por mí.’ Ella se rió un poco, pero luego de esto la atmósfera se mantuvo extrañamente fría y se evitó una peligrosa situación.

Muchas personas protestarán y dirán que se está exagerando el problema. ¡DESEARÍA QUE ASÍ FUERA! Los evangélicos mantienen la idea de que los fallos morales existen en un más grande nivel dentro de los liberales. Los Pentecostales creen que es algo más frecuente entre los Carismáticos.

Tristemente, parece que el pecado no conoce fronteras teológicas o denominacionales. ‘Liderazgo’ (Leadership), una revista Americana para líderes cristianos, encuestó a sus lectores acerca de temas morales:

  • 61% dijo que había fantaseado con tener sexo con alguien que no era su esposa
  • 25% dijo que esto le sucedía diariamente o al menos semanalmente.

  • 23% dijo haberse involucrado en alguna forma de actividad sexual con alguien que no era su esposa desde que se convirtieron en líderes cristianos.

  • 12% dijo que era adulterio.

  • 39% pensó que fantasear era inofensivo.

Si no vamos a caer en la emboscada del adulterio, debemos vigilar muy de cerca nuestra relación con el sexo opuesto. Especialmente más emocional que físicamente.
Efesios 4:27 - Ni deis lugar al diablo.

¡Si le damos una uña de ventaja al enemigo, él lo utilizará para sacar la máxima ventaja que pueda!

Las Leyes de Oro

Barney Combs da las siguientes ‘Reglas de Oro’:

Recomiendo fuertemente a su cuidadosa consideración estas siete reglas doradas:

1. Nunca intercambies detalles íntimos con una persona del sexo opuesto que no sea tu esposa.

2. Nunca pongas tu brazo alrededor de otra mujer que no sea tu esposa o hija por un período largo de tiempo. Psicológicamente les estás ofreciendo seguridad; que justo responde a una de las necesidades más profundas de la mujer. Esto no se refiere a dar un abrazo, pero sí a estar de pie o caminar con tu brazo alrededor de una mujer por un período prolongado de tiempo.

3. Nunca aconsejes a una mujer a solas. Si esto no es posible, mantén la puerta de la habitación ligeramente abierta.

4. Cuando vayas solo, trata de no llevar en tu auto a una mujer, a menos que sea tan mayor como para ser tu madre o que sea un asunto de urgencia. Si es posible, dale a tu esposa una llamada o hazle saber lo que está sucediendo; todo esto ayuda a mantener las cosas a la luz.

5. Asegúrate siempre de que tu propio matrimonio esté en un estado saludable; esto incluye disfrutar uno del otro en la cama.

Prov. 5:18-19 - Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.

6. Trata de enfrentar cualquier falloen tu carácter, y sin falta, confiesa tus problemas a un amigo de confianza. Dile que esté estrictamente pidiéndote cuentas de tus acciones y tentaciones diarias.

7. En el momento que sea que te encuentres pensando repetidamente en otra mujer y disfrutando el pensamiento, siempre busca ayuda de un amigo de confianza, preferiblemente alguien que reconozcas como autoridad espiritual sobre tu vida. Esto se aplica ya sea que los pensamientos sean santos o no. Puede ser que te encuentres deseando su compañía por cualquier razón engañosa que tu corazón evoque; o que te encuentres intercambiando miradas con ella.

Reconoce que estás caminando en terreno peligroso que puede destruir tu vida, matrimonio, familia y ministerio, a menos que tomes una acción evasiva.' (Pastoreo Práctico -Practical Pastoring-, pág. 57).

Un modelo a seguir

Millie Dienert, quien trabajó durante 40 años con el equipo de Billy Graham, da este maravilloso testimonio:

'Siempre he apreciado, desde un punto de vista moral, cómo los hombres se han comportado en sus actitudes hacia las secretarias. Las puertas siempre se dejan abiertas. Hay un alto respeto por que no haya ninguna clase de privacidad cuando un jefe y una secretaria están involucrados. Hubo momentos en los que pensé que estaban yéndose muy al extremo, que no era necesario, pero me alegra que lo hayan hecho, especialmente hoy en día. Han mantenido todo por encima del reproche. Cuando estás trabajando en una base de largo plazo con la misma persona, constantemente, en hoteles, donde la esposa no está allí y la secretaria sí, hay una situación altamente explosiva. Debes tomar precauciones. Siempre he respetado la forma en que han manejado esto. Ha sido bellamente hecho.'

Que podamos todos recibir la misma alabanza al final de nuestras vidas: ‘Ha sido bellamente hecho.’

Esta es nuestra promesa: Podemos terminar fuertes, si respondemos ya y tomamos las decisiones correctas.


Reconocimientos:

La mayoría del material para esta enseñanza fue tomado de los siguientes dos libros, y también parte del tercer libro:

-Terminando Fuerte - Steve Farrar
-El Pastorado Práctico - Barney Coombs
-El Matrimonio Cristocéntrico - Charles Mylander & Neil T. Anderson

- Artículo enviado por el Pr. Alonso Angulo de Costa Rica

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